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Papa Francisco: Oremos para que la unidad prevalezca sobre el conflicto

Es urgente dejar de lado los intereses particulares y favorecer el bien común, pidió el Santo Padre en la Audiencia General.

Tomando como base la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, el Papa Francisco enfatizó que en este tiempo de dificultades es necesaria la oración para superar los conflictos y para favorecer el bien común más allá de los intereses personales.

“En este tiempo de graves dificultades es todavía más necesaria la oración para que la unidad prevalezca sobre los conflictos. Es urgente dejar de lado los particularismos para favorecer el bien común, y por eso nuestro buen ejemplo es fundamental: es esencial que los cristianos prosigan el camino hacia la unidad plena, visible”, dijo el Santo Padre en la Audiencia General de este miércoles, desde la Biblioteca del Palacio Apostólico en el Vaticano.

La Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos es un evento ecuménico que se realiza cada año del 18 al 25 de enero, entre las fiestas de la confesión de San Pedro y la de la conversión de San Pablo.

El Santo Padre destacó que esta semana está dedicada a “a invocar de Dios el don de la unidad para superar el escándalo de las divisiones entre los creyentes en Jesús”, afirmó el Santo Padre.

“Él, después de la Última Cena, rezó por los suyos, para que todos sean uno (Jn 17,21). Es su oración antes de la Pasión, podríamos decir su testamento espiritual”.

Rezar significa lucha por la unidad

El Santo Padre agregó que son muchos los conflictos al interior del ser humano, hay división personal y discordias entre la sociedad, la solución a ello no es oponerse a la otra persona argumentando que se tiene la razón, porque la discordia genera más discordia. “El verdadero remedio empieza por pedir a Dios la paz, la reconciliación, la unidad”.

“Esto vale ante todo para los cristianos: la unidad puede llegar solo como fruto de la oración. Los esfuerzos diplomáticos y los diálogos académicos no bastan”.

El Papa Francisco llamó a los fieles a cuestionarse “¿Yo rezó por la unidad?”.

“Si revisamos las intenciones por las que rezamos, probablemente nos demos cuenta de que hemos rezado poco, quizá nunca, por la unidad de los cristianos. Sin embargo de esta depende la fe en el mundo; el Señor pidió la unidad entre nosotros para que el mundo crea (Jn 17,21). El mundo no creerá porque lo convenzamos con buenos argumentos, sino si testimoniamos el amor que nos une y nos hace cercanos a todos.

Rezar significa luchar por la unidad, advirtió. Para el mal siempre es conveniente dividir, engrandecer los errores de los demás, sembrar discordia.

“El camino de Dios es otro: nos toma como somos, nos ama mucho, pero nos ama como somos y nos toma como somos; nos toma diferentes, nos toma pecadores, y siempre nos impulsa a la unidad. Podemos hacer una verificación sobre nosotros mismos y preguntarnos si, en los lugares en los que vivimos, alimentamos la conflictividad o luchamos por hacer crecer la unidad con los instrumentos que Dios nos ha dado: la oración y el amor”.

¿Cuál es el arma principal del mal para dividir?, el chismorreo, hablar mal de los otros, sobre esto el Santo Padre ya ha hablado antes pidiendo evitar la práctica a toda costa.

“El chismorreo es el arma que el diablo tiene más a mano para dividir la comunidad cristiana, para dividir la familia, para dividir los amigos, para dividir siempre. El Espíritu Santo nos inspira siempre la unidad”.

“La raíz de la comunión es el amor de Cristo, que nos hace superar los prejuicios para ver en el otro a un hermano y a una hermana al que amar siempre. Entonces descubrimos que los cristianos de otras confesiones, con sus tradiciones, con su historia, son dones de Dios, son dones presentes en los territorios de nuestras comunidades diocesanas y parroquiales. Empecemos a rezar por ellos y, cuando sea posible, con ellos”.

Un mundo sin armas nucleares

Este 22 de enero entrará en vigor el Tratado para la prohibición de las armas nucleares. Se trata del primer instrumento internacional jurídicamente vinculante que prohíbe explícitamente estas armas, explicó el Santo Padre.

“Animo vivamente a todos los Estados y a todas las personas a trabajar con determinación para promover las condiciones necesarias para un mundo sin armas nucleares, contribuyendo al avance de la paz y de la cooperación multilateral, que hoy la humanidad necesita tanto”.