Papa Francisco: “Si cerramos nuestros ojos y oídos, seremos cómplices de la trata”
Francisco hace a toda la humanidad un llamamiento contra la trata de personas: “abrir los ojos y los oídos, reconocer la dignidad de cada persona y actuar contra la trata y contra toda forma de explotación”. Y no sólo, también pide acciones concretas para combatir este flagelo: “Comprometámonos a rezar y actuar por esta causa de la dignidad”.
Mireia Bonilla – Ciudad del Vaticano
“Es posible combatir la trata, pero es necesario llegar a la raíz del fenómeno, erradicando las causas. Si cerramos nuestros ojos y oídos, si permanecemos inertes, seremos cómplices”. Es esta la firme postura del Papa Francisco frente a la plaga de la trata de personas, que expresa hoy, 8 de febrero, con ocasión de la X Jornada mundial de oración y reflexión contra la trata de personas y memoria litúrgica de santa Josefina Bakhita.
En su mensaje para la ocasión, el Papa habla de Santa Bakhita, aquella religiosa sudanesa que en su infancia fue vendida como esclava y fue víctima de trata, asegurando que “nos anima a abrir los ojos y los oídos, para ver a los que permanecen invisibles y escuchar a los que no tienen voz; para reconocer la dignidad de cada uno y para actuar contra la trata y contra toda forma de explotación”.
La trata es a menudo invisible
El Papa Francisco agradece la labor de “reporteros valientes” que arrojan luz sobre las esclavitudes de nuestro tiempo, pero, recuerda, al mismo tiempo también está la cultura de la indiferencia “que nos anestesia”. Por eso, pide que nos ayudemos recíprocamente a reaccionar y a abrir nuestras vidas y nuestros corazones a tantas hermanas y tantos hermanos que son tratados como esclavos: “Nunca es demasiado tarde para decidirse a hacerlo”.
Los consejos del Papa son: escuchar, soñar y actuar
En primer lugar, el Papa explica que es fundamental tener la capacidad de escuchar a quien sufre: Pienso en las víctimas de los conflictos y de las guerras, en cuantos han sufrido los efectos del cambio climático, en las multitudes de migrantes forzosos y en quienes son objeto de explotación sexual o laboral, de forma particular, las mujeres y las niñas. Después de escuchar su llamada de auxilio, Francisco nos pide que “nos dejémonos interpelar por sus historias”; y por último, que, juntos con las víctimas y con los jóvenes “volvamos a soñar con un mundo en el que las personas puedan vivir con libertad y dignidad”.
Hoy, el Papa Francisco nos pide “acciones concretas” para combatir este flagelo: “Comprometámonos a rezar y actuar por esta causa de la dignidad: rezar y actuar tanto personalmente como en las familias, en las comunidades parroquiales y religiosas, en las asociaciones y en los movimientos eclesiales, así como en los distintos ámbitos sociales y políticos”.