Eventos Diocesanos

CUARTO DÍA

Cuarto Día

Saludo.

Estimados hermanos,  Buenos días en los corazones de Jesús y María que en este cuarto día de la novena , continuamos con esta devoción,  implorando a  Nuestra Reina y Señora, por la Paz y nuestras intenciones.

 

 

Iluminación Bíblica:

Gal 4,4 -6

“Pero, al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, y para que recibiéramos la filiación adoptiva. .La prueba de que sois hijos es que Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abbá, Padre!”.

Palabra de Dios.

Reflexión.

A ti clamamos los hijos de Eva: Estamos de peregrinación en esta vida, ¡Qué bendición  poder contar con María!. En ocasiones tenemos algunas dificultades, tentaciones, problemas, inconformidades, desprecios, rencores, odios, falta de fe,  falta de trabajo y muchas otras situaciones que nos quitan la tranquilidad y la paz. En medio de estas vicisitudes ¡Invoquemos a María y Ella vendrá en nuestra ayuda!, Ella se fija en la realidad en que nos encontramos.

El “valle de lágrimas” es el estado espiritual en que nos encontramos cuando los sufrimientos y problemas de la vida nos acongojan y nos afligen. Las lágrimas son una respuesta física a una condición interna característica de los seres humanos. Las  lágrimas surgen cuando sentimos hambre, frío, injusticia, angustia, miedo, tristeza, pero también cuando sentimos alegría. Las lagrimas surgen cuando sentimos la liberación, el rescate, la salvación y al mismo tiempo se convierten en invocación y clamor. De esta manera, se entra en la realidad de las bienaventuranzas: “Bienaventurados los que lloran”. Por eso recurrimos y evocamos a María, como nuestra Madre, poniendo en sus manos nuestra realidad. Es tal vez una visión demasiado pesimista de la existencia. Pero ¿no estarán llorando hoy las familias que han perdido a sus hijos o esposos o padres -soldados, cuyo avión se estrelló, cuando venían de una misión de paz? ¿No llorarán las víctimas y familiares del terremoto de Nepal, la avalancha de Salgar/Antioquia,  de los atentados en las Iglesias del mundo, de la crisis económica que se extiende, las víctimas del terror? ¿No llorarán quienes viven la división en la familia, el odio en el trabajo, el desprecio en la vida ordinaria? Y todas estas estas situaciones nos lleva a que nos presentemos ante María con clamores, seguros de que escuchara nuestras suplicas y por su mediación nuestras lagrimas serán convertidas en gozo.

La invitación de hoy, es ver las  dificultades y problemas de la vida, no como algo desastroso y definitivo, sino como la oportunidad que se nos presenta para elevar el clamor a María: La Reina, la Madre de Misericordia, la Vida, la Dulzura, la Esperanza nuestra, la Abogada nuestra, la Clemente, la Piadosa, confiados y seguros que obtendremos la liberación y  sanación espiritual que tanto necesitamos.

La virgen María, nos muestra sus actitudes, para que a ejemplo de ella,  sigamos a Jesucristo, el Hijo de Dios y trabajemos por la reconciliación personal y social, cimiente sobre la cual se construye la paz.

Oración comunitaria.

Como comunidad presentémosle al Señor nuestro Padre, todas nuestras suplicas, seguros de que Él nos escucha y no nos abandona, gracias a la intercesión de la madre de su Hijo. Digamos.

Respuesta: Madre del Señor escúchanos.

  • Demos gracias a Nuestra Madre por todos los dones recibidos y coloquemos a aquellas personas que implorando sus necesidades sean escuchadas.
  • Por todos los enfermos, que implorando con fe y devoción a través de esta novena, la virgen interceda por su salud al Dios de la vida.
  • Por nosotros  que invocamos a María (la virgen del Carmen) como Madre y Protectora, para que encontremos  en ella refugio en las adversidades y estímulo en la vida de cristianos.
  • Por aquellas personas que duermen ya el sueño de la paz para que por intercesión de la Virgen María gocen de las alegrías del cielo.

 

Oración Conclusiva

Padre bueno que estas siempre atento a nuestras angustias y necesidades, concédenos a quienes celebramos esta novena en honor de la madre tu Hijo, nos gloriemos de la plenitud de tu gracia y experimentemos continuamente tu amor, por Jesucristo Nuestro Señor.

 

Compromiso.

Oírla: A través de la oración y meditación de la palabra de Dios, el rezo del Santo Rosario y sobre todo en la cercanía con su Hijo en la Eucaristía. 

Imitarla: En el amor al prójimo, en el espíritu de servicio, en la sencillez, en la humildad, y sobre todo aceptando la voluntad divina.

Darla a conocer: Trabajando por ella en la difusión de la gratitud y el amor que se le deben: Asistiendo a su Novena, su Procesión, llevando a nuestras familias el amor de la Virgen María.

Amar y seguir  Jesús: En el mismo espíritu en el cual María lo adora como Señor y lo contempla como Hijo.

Por: Diácono. Carlos Mario Pérez

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